lunes, 30 de noviembre de 2015

La libertad de expresión

Una vez más, la directora de mi colegio quiere verme en su despacho. No me siento nada bien diciéndolo, aunque se que hay mucha gente que presumiría de ello.

No estoy de acuerdo con muchas de las decisiones de la dirección de colegios mayores. Hay apartados en el contrato con la empresa que subvenciona esto que no se están cumpliendo. Se están llevando a cabo cambios que tan solo van en contra de nuestro beneficio, a favor de los altos cargos. Incluso las medidas disciplinarias que se toman las veo ilegales en muchos aspectos cuando se nos aplican.

Yo no me quise callar esto durante este año. Ya no soy consejero, pensaba que ya podía expresarme libremente sin miedo a que peligrara mi puesto como cargo o incluso como colegia. Pero no parece ser así; ni siquiera fue por algo que dije en público, se lo dije a una amiga colegial (a la que no atribuyo la culpa en la mayor parte, por cierto).

La gente se deja sus cosas en el salón cuando baja a comer allí, en lugar de recogerlas y limpiar un poco la mesa. Eso va contra nuestra convivencia. Sin embargo, en mi opinión, el año pasado había una mejor situación al comer en el comedor y no en el salón (otra medida impuesta en este año). Me he quejado por ello por activo y por pasivo, pero no he conseguido nada. Cuando me dijo esto mi compañera, la consejera de interior, le dije que quizás si nos dejábamos todos la basura en el salón, daríamos a entender la situación que estamos teniendo y que no podemos convivir así. Eso me ha costado una visita con la directora.

El caso es que creo que hubo un malentendido: ella entendió que yo dejaba mis cosas sin recoger en el salón (cosa que no es cierta, siempre recojo mis cosas e incluso la de los demás cuando veo que se las dejan). Y se enteró de casualidad de eso el subdirector (al cual sí atribuyo casi toda la responsabilidad), y fue a decírselo inmediatamente a la directora. Estoy esperando su respuesta para ver si es un malentendido, aunque de la regañina y el posible castigo no creo que me libre nadie.

Aún así eso me ha hecho aprender varias cosas. No hay libertad de expresión real en mi colegio; posiblemente, al igual que en este, tampoco la habrá en muchos sitios, y no tienes que irte a una dictadura para encontrarte con esta aberración de los derechos humanos ya que posiblemente te encuentres en más de un ámbito donde se te restringe expresarte con libertad. Y la otra es que no sirve de nada ir de rebelde cuando estás solo. No estoy en contra de protestar contra las injusticias, pero mi error fue hacerlo solo. A partir de ahora me callaré, ellos ganan. Pero ojalá mis compañeros se dieran cuenta de lo que está pasando y un día se pusieran de acuerdo en alguna medida como la que proponía, aunque quizás esa no sea mi mejor idea.

Me he pasado la tarde intentando tranquilizar a las compañeras que se sienten culpables por lo sucedido, y diciendo a la gente que estoy bien, que ya estoy acostumbrado a verle la cara a la responsable de las instalaciones. Pero no lo estoy. Tengo miedo de que precisamente por haber ido tantas veces, esta vez haya alguna consecuencia más grave. Tengo miedo por mi carrera, la que llevo soñando desde chico, o por mi futuro laboral (que podría verse perjudicado si esto mancha mi expediente). Esta vez no encuentro tranquilidad. Ojalá termine este problema lo antes posible.