sábado, 26 de septiembre de 2015

Provocar un cambio

Me ha dado fuerte con mi último problemilla. Vi la entrada que lo trataba, y pensé que habría sido alguien más infantil al escribirlo, pero quizás la práctica haciendo entradas en el blog haya conseguido que lo disimule mejor.

Sigo sin ninguna pista de por qué salió con la opción aburrida. Al protagonista de mi relato le gusta más su nueva princesa. Nada ha cambiado, tan solo se ha retorcido más por el camino que estaba tomando. ¿Y qué hace el personaje principal? Lo mismo que ha hecho hasta ahora. No es el primer castillo que asedia en busca de una princesa, y se lo encuentra vacío.

Y esto que hace, consiste en aludir a su parte más emo dentro de él (espero no usar emo de manera incorrecta, es una palabra que aun no he asimilado del todo). Escucha sus canciones tristes que describan sus sentimientos, se encierra en su coraza de pinchos, alejándose del resto de personas, piensa sobre la vida, se seca las lágrimas, se levanta con nuevas fuerzas y busca otra piedra con la que tropezarse.

¿Y si no quiere que esto sea así? ¿Y si esta vez, la torre está igual de vacía pero su obsesión es mayor? La ética que ha construido hasta ahora el caminante se derrumba; el lector cambia su manera de empatizar con la historia. Explico el cambio de la ética: el héroe no se levantará. Y esa será su manera de luchar esta batalla.

El chico no quiere abandonar a la chica, que ya está en una relación. Esta acaba de empezar, pero aun nadie ha querido confirmárselo, ni siquiera ella. Y él está seguro de que le irá mejor a la chica con su otra opción. El chico está casi envenenado por ella, haría lo que fuera por conseguirla. Incluso si eso le hace mantenerse como hasta ahora. Haciendo planes con ella. Haciéndola sentir bien. Creando momentos a solas que sean como una luna, en comparación con el resto de momentos en el firmamento.

Y al protagonista le duele hacer esto, pero su futuro no cambiará si se apega a su forma de ser. Y que no cambie el futuro, implica dejarla ir. Él no va permitir eso, no esta vez. Nota como la torre se hace más alta, custodiada por un gran guarda que no le deja pasar. Pero como en todo buen relato, hay un punto de inflexión en el que al protagonista le cambia la mirada y se enfrenta con su destino para lograr su objetivo.

Ahora más que nunca, como lector, narrador, y protagonista de la historia, pienso tomar las decisiones correctas, que no me permitan arrepentirme. Quizás solo esté cargando contra molinos, pero ya sean molinos o dragones, nada me impedirá el paso.


Ni siquiera ella me quiere decir que hay algo entre ella y quien considero su elección. Pero siempre están juntos, cuando uno sale, sale el otro a despedirse sin que nadie los vea, están juntos hasta altas horas de la noche, tienen infinitas situaciones donde solo intervienen ellos. Nadie ha visto que ocurre en esas situaciones. Pero todas mis fantasías acaban de esta manera. Es el principio del fin de cada una de ellas. Lo que viene después, es ver a los dos cogidos de la mano cada vez que están juntos. La pregunta es, ¿han llegado ya al punto de no retorno? Y si han llegado, ¿aun podría provocar esa vuelta atrás?

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