domingo, 2 de noviembre de 2014

Jaque

He salido elegido de consejero de informática de mi colegio mayor. Considero que tengo ya unos amigos aquí, gente en la que confiar, gente que confía en mi, y no me da miedo mostrarme como soy o decir lo que pienso en muchos temas. Pero esta entrada no trata sobre mi (no del todo). Mi decano no puede decir lo mismo. No se como empezar...

Este señor promovió desde el primer momento un "pique" al colegio mayor vecino, una especie de rivalidad. Supongo que estos colegios fueron rivales en algún momento, pero ahora que acaban de abrir el mío por haberse estado reformando, no quedaba ni rastro de esa rivalidad. Éramos todos nuevos este año, así que la rivalidad era puro "postureo", no era real. A mi no me gustaba mucho la idea, pero no pensaba que fuera a hacerle daño a nadie, hasta cierto punto claro.

Sin embargo, se sobrepasó ese punto. Ellos llevaban la rivalidad hasta un punto que era ya tedioso. En ese punto ya no me gustaba el pique; yo conozco gente de allí que me cae bien, y se que yo a ellos también. Pero bueno, el colegio no soy solo yo. El resto tenía que responderles, pero nos superaban siempre, ya sea cantando, porque ellos solían ser más, porque tienen veteranos en su colegio...

Por eso, a la gente le molestaba mucho que nuestro decano se sintiera más unido al otro colegio que al nuestro. Cantaba en nuestra contra, nos obligaba a hacer cosas que no teníamos por que hacer (adoptando una postura de líder que no le correspondía para su cargo). Y generaba mucho rechazo. De hecho, quería que nuestro colegio se rebajara a residencia universitaria, porque consideraba que no había "vida colegial suficiente".

Llegados a este punto, tengo que decir una cosa. Yo he tenido varias discusiones con este hombre: opino que tenemos vida colegial (y mejor que la del otro colegio), aunque sea diferente a la que él se imagina; discutimos sobre el nombre oficial del colegio; sobre apple o windows... Estas eran las discusiones sanas, claro, porque también me tuve que defender de él cuando acusó a los del sur como vagos, o cuando desprecia a las matemáticas, o incluso me tuve que defender cuando intenta "ligar" con los nuevos que vinieron los primeros días, lo cual no lo hacía ligando normal, sino aprovechándose de su condición de nuevo, desorientado, etc. para toquetearles sin que ellos quisieran. Debo decir que esto último es una opinión, no una discusión con él en si.

Y son estas últimas las que me hicieron darme cuenta de que no me caía bien este señor. Además, tampoco consideraba que hiciera bien su trabajo. Y tampoco me gustaba la manera en la que intentaba que hubiera rechazo por unas personas que sabía que estaban en su contra completamente, acusándolas de mala gente, ya que venían del otro colegio rival como él pero ellos eran "malos". Sin embargo, siempre lo respeté, al ser una persona como el resto, aunque no me cayera bien.


Esto es solo la introducción. Aquí viene el meollo del asunto, su jugada maestra. Nuestro decano ha dimitido ante todo lo que se le estaba viniendo encima. Y no solo eso: es un maestro de la actuación. Ha conseguido tener los ojos rojos, como de haber llorado, durante más de un día entero.

No quiero ser malinterpretado. Para una persona sensible, si estuviera en su situación, podría ser perfectamente sensible haberse puesto como estaba él. Esta situación que le ha "obligado" a dimitir era prácticamente bullying, y me avergüenza que hayamos dejado pasar esto en el colegio mayor. Sin embargo, considero que la opinión negativa hacia él, se la ha ganado; y tampoco lo considero tan sensible. Por supuesto que la situación era deplorable, pero su respuesta no ha sido comedida.

Y ha conseguido salir por la puerta grande. Se ha ganado la pena de la directora, a la cual le daba mucha coba, y le ha partido el corazón dejándole que le vea así. Ahora la opinión de la dire sobre nuestro colegio mayor es muy negativa, y eso tendrá repercusiones sobre este.

También ha dejado en muy mal lugar al colegio, por supuesto. Si ahora nos metemos con un gregoriano, seremos unos matones; sin embargo, ellos pueden hacerlo con nosotros porque nos lo merecemos. Esto desde un punto de vista externo, como si un televidente estuviera viendo una película en la que quiere que al malo le ocurran cosas malas. Qué poco me gusta este juego.

Por último, alguien podría ser expulsado del colegio mayor, o incluso de la facultad. Estoy hablando de arruinar la vida de alguien, no solo hacerle repetir un curso: que sus padres se piensen si seguir pagando su carrera, que figure eso en su expediente cuando busque trabajo, que se dedique a algo que no quiere... Son solo posibilidades, pero todas perfectamente factibles.

Y todo gracias a la magnífica actuación del ex-decano. Un aplauso.


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